- Haces todo… pero te sientes agotada.
- Quieres paz… pero tu mente no se detiene.
- Buscas propósito… pero el día a día te absorbe.
- Te interesa la espiritualidad… pero no quieres dogmas ni gurús.
- Sabes que hay algo en ti que desea renacer… pero no sabes por dónde empezar.
No es falta de disciplina.
No es falta de fuerza.
Es desbalance emocional y pérdida de ritmo interno.
Y eso se corrige volviendo a tu propio ciclo.



