El segundo corazón del cuerpo (English below)

Por Zayra Mo
En el último curso que tomé con Silver Sneakers, me llamó la atención este tema que, si bien ya estamos practicando en nuestras clases, siento necesario explicarlo con más detalle: el “segundo corazón” del cuerpo.
Sí, leíste bien. Tenemos un segundo corazón, y aunque no late dentro del pecho, trabaja incansablemente cada vez que caminamos, subimos una escalera o movemos los pies con ritmo durante las clases de Yoga o SMART Fitness. Se trata de nuestros músculos de las pantorrillas, que desempeñan un papel vital en mantener nuestro sistema circulatorio saludable y nuestro corazón más feliz.

🩸 Un corazón que no se ve, pero que se siente
Como instructora de fitness y terapeuta de movimiento, conozco bien la importancia del corazón que todos visualizamos: ese órgano poderoso que bombea sangre oxigenada por todo el cuerpo. Pero pocas veces hablamos de lo que ocurre en el viaje de regreso —cuando la sangre ya ha entregado oxígeno y nutrientes y necesita volver al corazón para recargarse.
Aquí es donde entra el segundo corazón: los pies, tobillos y pantorrillas.
Cada vez que mueves tus piernas, caminas, haces punta-talón o simplemente balanceas los pies mientras estás sentada, estos músculos ayudan a empujar la sangre hacia arriba, luchando contra la gravedad para que regrese al corazón.
Ese movimiento constante, esa “bomba natural” que activamos sin pensarlo, es lo que en fisiología se conoce como bomba veno-muscular o bomba de la pantorrilla. Y su función es tan esencial que cuando se detiene por demasiado tiempo, el cuerpo entero lo siente: las piernas se hinchan, se cansan, aparecen calambres y el corazón tiene que trabajar el doble.

🦶 La magia detrás del movimiento: cómo funciona la bomba de la pantorrilla
Cada paso, cada movimiento del pie, activa un impulso que empuja la sangre desde el talón hacia la punta. Este desplazamiento genera presión suficiente para que el flujo sanguíneo suba por el tobillo hasta las pantorrillas.
Cuando los músculos de la pantorrilla se contraen —como lo hacen al caminar, al hacer elevaciones de talón o incluso al mantenernos en equilibrio— aprietan las venas y empujan la sangre hacia arriba, en dirección al corazón.
Y aquí viene la parte brillante:
  • Las válvulas unidireccionales dentro de las venas impiden que la sangre retroceda.
  • Cada contracción muscular es como una mini bomba que impulsa vida hacia arriba.
  • Mientras más movimiento haya, más eficiente se vuelve el retorno venoso y mejor oxigenado estará todo tu cuerpo.
Por eso, cuando te digo en clase “¡Muévan esos tobillos!” o “¡Suban y bajen los talones!”, no lo digo solo por coordinación o balance, sino porque literalmente le estamos dando un masaje interno al corazón.

💪 Pantorrillas grandes, corazón feliz
Un estudio publicado en The Journal of Biomechanics (2014) encontró que las personas con insuficiencia cardíaca crónica tenían músculos de pantorrilla más pequeños que quienes gozaban de una buena salud cardiovascular.
Otro estudio, publicado en Geriatrics Gerontology, observó una correlación directa entre la circunferencia de la pantorrilla y el índice de riesgo cardíaco de Framingham (FRS), que mide el riesgo de enfermedad cardíaca en 10 años.
En otras palabras: unas pantorrillas fuertes pueden ser un indicador de un corazón fuerte.
Y no es cuestión estética. Es fisiología pura.
Cada centímetro de músculo en tus piernas representa potencia de bombeo, flujo de oxígeno, vitalidad y longevidad.

🛑 El peligro del sedentarismo: cuando la bomba se apaga
Cuando pasamos demasiado tiempo sentadas o quietas, la bomba de la pantorrilla se apaga.
El retorno de la sangre al corazón se vuelve más lento, las válvulas venosas se debilitan, y la sangre puede comenzar a acumularse en las piernas.
Esto puede causar:
  • Hinchazón o pesadez en las piernas
  • Dolor o calambres nocturnos
  • Várices
  • Y en casos más graves, trombosis venosa profunda (TVP), una condición donde se forman coágulos que pueden poner en riesgo la salud.
A medida que envejecemos, este riesgo aumenta… pero también aumenta nuestra sabiduría para prevenirlo a través del movimiento consciente.
De hecho, mover las piernas varias veces al día, caminar, hacer ejercicios de punta-talón o incluso practicar balance sobre una pierna por 30 segundos son formas simples y poderosas de activar tu segundo corazón.

🌿 Ejercicios sencillos para activar tu “segundo corazón”
Estos movimientos que hacemos en clase no solo fortalecen músculos —también mantienen tu circulación activa:
  1. Puntas y talones:
    Sentada o de pie, levanta las puntas de los pies y luego los talones. Hazlo 15-20 veces, varias veces al día.
  2. Caminar de puntillas y luego en talones:
    Fortalece los músculos de los pies y estimula el bombeo sanguíneo.
  3. Elevaciones de pantorrilla:
    De pie, apoya los pies al ancho de las caderas, sube lentamente sobre las puntas y baja despacio. Repite 10-15 veces.
  4. Marcha ligera o caminar en el lugar:
    Ideal si estás viendo televisión o cocinando. Cada paso cuenta.
  5. Masaje o rodillo:
    Usar un rodillo o pelota debajo de los pies mejora la circulación y libera tensión.

💖 Un corazón que trabaja en equipo
La belleza del cuerpo humano es que todo está conectado.
El corazón no puede hacerlo todo solo; necesita el apoyo de tus piernas, tu respiración y tu voluntad de moverte.
Por eso, cada vez que participas en mis clases y hacemos movimientos rítmicos, no solo estás entrenando el equilibrio o la fuerza —estás ayudando a tu corazón a latir con más facilidad.
El verdadero bienestar no se trata de tener más músculos o menos grasa, sino de tener una circulación viva, un cuerpo en movimiento y una mente agradecida por cada paso que puede dar.

🧘♀️ En resumen
El “segundo corazón” nos recuerda que el movimiento es medicina.
Que no hay edad para mejorar la salud circulatoria.
Y que, con cada contracción muscular en tus pantorrillas, estás enviando un mensaje de vida y energía al corazón que te mantiene aquí, respirando y disfrutando.
Así que la próxima vez que te diga en clase:
“¡Vamos con esas elevaciones de talón, que el corazón te lo va a agradecer!”
…ahora ya sabes por qué. 💓
¿Te gustó aprender sobre tu segundo corazón?
💬 Cuéntame en los comentarios del blog si ya habías escuchado este término y cómo sientes tus piernas después de clase. Nos vemos en la próxima sesión de SMART Fitness y Yoga en Español —donde seguimos fortaleciendo el cuerpo, la mente y… los dos corazones.

ENGLISH VERSION

In the last course I took with Silver Sneakers, this topic caught my attention — even though we’ve already been practicing it in our classes, I feel it’s important to explain it in more detail: the “second heart” of the body.


Yes, you read that right. We have a second heart — and although it doesn’t beat inside the chest, it works tirelessly every time we walk, climb stairs, or move our feet rhythmically during Yoga or SMART Fitness classes. It’s our calf muscles, which play a vital role in keeping our circulatory system healthy and our main heart happier.

🩸 A heart you can’t see, but can feel
As a fitness instructor and movement therapist, I know well the importance of the heart we all visualize — that powerful organ that pumps oxygenated blood throughout the body. But we rarely talk about what happens on the return trip — when the blood has already delivered oxygen and nutrients and needs to travel back to the heart to recharge.

Here’s where the second heart comes in: the feet, ankles, and calves.
Every time you move your legs, walk, lift your heels, or simply swing your feet while sitting, these muscles help push blood upward, fighting against gravity to return it to the heart.

This constant movement — this “natural pump” that we activate without thinking — is what physiology calls the veno-muscular pump, or calf pump. And its function is so essential that when it stops for too long, the whole body feels it: legs swell, get tired, cramps appear, and the heart has to work twice as hard.

🦶 The magic behind movement: how the calf pump works
Each step, each foot movement, creates a push that drives blood from the heel to the toes. This shift generates enough pressure for blood to move from the ankle up to the calves.

When the calf muscles contract — as they do when walking, lifting your heels, or even balancing — they squeeze the veins and push the blood upward toward the heart.

And here’s the brilliant part:
One-way valves inside the veins prevent blood from flowing back down.
Every muscle contraction acts like a mini pump sending life upward.
The more movement, the more efficient the venous return — and the better oxygenated your entire body becomes.
So, when I say in class, “Move those ankles!” or “Up and down with those heels!”, I’m not just talking about coordination or balance — we’re literally giving your heart an internal massage.

💪 Strong calves, happy heart
A study published in The Journal of Biomechanics (2014) found that people with chronic heart failure had smaller calf muscles than those with good cardiovascular health.

Another study, published in Geriatrics Gerontology, observed a direct correlation between calf circumference and the Framingham Risk Score (FRS) — which measures 10-year heart disease risk. In other words: strong calves can be a sign of a strong heart.

And it’s not about aesthetics — it’s pure physiology.

Every centimeter of muscle in your legs represents pumping power, oxygen flow, vitality, and longevity.

🛑 The danger of a sedentary lifestyle: when the pump shuts off
When we spend too much time sitting or still, the calf pump shuts down.
Blood return to the heart slows, venous valves weaken, and blood can begin to pool in the legs.

This can cause:

  • Swelling or heaviness in the legs

  • Pain or nighttime cramps

  • Varicose veins

  • And in severe cases, deep vein thrombosis (DVT), a condition in which clots form that can become life-threatening.
    As we age, this risk increases — but so does our wisdom to prevent it through conscious movement.
    In fact, moving your legs several times a day, walking, doing heel-toe exercises, or even balancing on one leg for 30 seconds are simple and powerful ways to activate your second heart.

🌿 Simple exercises to activate your “second heart”
These movements we do in class don’t just strengthen muscles — they keep your circulation active:

  • Toe and heel raises: Sitting or standing, lift your toes and then your heels. Do it 15–20 times, several times a day.

  • Walking on tiptoes and heels: Strengthens foot muscles and stimulates blood flow.

  • Calf raises: Stand with feet hip-width apart, slowly rise onto your toes, then lower. Repeat 10–15 times.

  • Light marching or walking in place: Perfect while watching TV or cooking. Every step counts.

  • Massage or roller: Using a roller or ball under your feet improves circulation and releases tension.

💖 A heart that works as a team
The beauty of the human body is that everything is connected. The heart can’t do it all alone — it needs the support of your legs, your breath, and your willingness to move. That’s why every time you join my classes and we do rhythmic movements, you’re not only training balance or strength — you’re helping your heart beat with more ease.

True wellness isn’t about having more muscle or less fat, but about having lively circulation, a body in motion, and a mind grateful for every step it can take.

🧘♀️ In summary
The “second heart” reminds us that movement is medicine. That there’s no age limit to improving circulatory health. And that with every muscular contraction in your calves, you’re sending a message of life and energy to the heart that keeps you here — breathing and enjoying.

So next time I say in class:
“Let’s go with those heel lifts — your heart will thank you!”
…now you know why. 💓

Did you enjoy learning about your second heart?
💬 Tell me in the blog comments if you’d heard this term before and how your legs feel after class. See you in the next SMART Fitness and Yoga en Español session — where we keep strengthening the body, the mind, and… both hearts.

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